No basta con que haya sido uno de sus mejores resultados de la temporada. Tanto Filippo Fiorelli,hoy, como Vincenzo Albanese,ayer, pensaron que el segundo lugar era una gran broma (Fiorelli también fue relegado). Por razones similares, ambos hubieran querido esa victoria a cualquier precio, pero Juan Sebastián Molano se interesó en el camino tanto de Licata como de Mondello.

Para Fiorelli la razón es fácil de entender, porque él, de Palermo en Ficarazzi, creció a menos de 30 km de la llegada de hoy y ganar frente a sus fanáticos habría sido una verdadera apoteosis. Además, Fiorelli sigue buscando su primera victoria como profesional, aunque tiene más de unas pocas victorias en carreras semiprofesionales de categoría .2. La suya, entonces, es una historia particular, porque tomó en la mano por primera vez una moto de carreras que tenía 20 años, comenzó a entrenar por Palermo y ganó varios granfondo. Así que empezó a buscar un equipo en la Toscana, aunque no es fácil si eres un aficionado que viene de Sicilia. Al final, sin embargo, lo hizo, comenzó desde un pequeño equipo de barrio y en 5 años se convirtió en profesional con la camiseta Bardiani-CSF-Faizanè. Ganar hoy en Mondello habría cerrado un círculo maravilloso, también porque no sucede tan a menudo correr en casa para un siciliano. En cambio, no solo fue derrotado por Molano, sino que también fue relegado por un movimiento peligroso en el sprint.

Albanese, por su parte, era un predestinado, uno de los mayores talentos del ciclismo italiano, lanzado a una edad muy temprana por Bardiani. Ya había ganado con los profesionales incluso antes de pasar por él, ya que en 2016 ganó el Trofeo Matteotti en una aparición con la camiseta de la selección nacional, cuando tenía apenas 20 años. Pero luego no pudo dar continuidad a su crecimiento, se embarcó en una parábola descendente que sin embargo volvió a escalar este año con el maillot Eolo-Kometa. En el último mes ha ganado tres segundos puestos, incluido el de ayer en Licata, cuando tocó una obra maestra con una espléndida acción finisseur, “arruinada” por la gran remontada de Richeze y Molano. Un éxito lo habría puesto de nuevo en la pista que había dejado hace unos años.